Volver a Atrio                                                                                  Comentario

ACABAMOS DE LEER Y COMENTAMOS

LA CANONIZACIÓN DE UNA LEYENDA: JUAN DIEGO

Tengo un profundo respeto por la tradición guadalupana, con toda su simbología y arraigo popular. Pero no entiendo cómo se va a canonizar, poniendo en juego la suprema autoridad de la Iglesia,  a una persona cuya existencia histórica no está en absoluto probada. Es un personaje creado sólo en relatos literarios muy posteriores. Pero esta canonización, prevista para el 31 de Julio, es todo un compendio de la concepción religiosa y política del Papa Wojtyla, sobre la que vale la pena reflexionar

El pasado 22 de Febrero, el Cardenal de México, Norberto Rivera Carrera, publicó una Carta Pastoral anunciando oficialmente que el Papa canonizaría en México a Juan Diego. Hasta entonces esta canonización era dudosa, tanto por el estado de salud del Papa como porque, aún después de aprobada, esstaba siendo muy contestada en ambientes eclesiásticos, incluso del mismo México.El mismo Abad de la Basílica de Santa María de Guadalupe había negado en 1997 la historicidad de los relatos y había sido depuesto por ello. A esas disputas hacía referencia el Cardenal al principio de su pastoral diciendo:  

"Aquí estamos tocando lo más íntimo del alma mexicana: si tú quitas de nuestra historia a Santa María de Guadalupe, estás hablando de otro país, de otra nación, de otro pueblo, pero no de México, que se ha conformado en torno a Santa María de Guadalupe. Por lo tanto, cuando se ataca la historicidad se está atacando la misma esencia del pueblo mexicano. En el cristianismo esto es básico: es importante hablar de la historia de las apariciones porque nuestro Dios es un Dios que se revela en la Historia y por la Historia. Para nosotros la historia es muy importante y, afortunadamente, se hace una investigación científica, profunda, seria, por gente competente para establecer el hecho guadalupano, la presencia de Juan Diego y, sobre todo, la santidad de Juan Diego, porque lo importante es no sólo probar la historicidad, sino también su santidad. En ello hay testimonios de origen indígena, hispánico y mixtos que prueban esa santidad."

Me fascinó la claridad con que el Cardenal presentaba la necesidad de rigor histórico y especialmente en la Iglesia Católica. Y por eso entré en el texto de la larga carta pastoral, con más de cien notas documentales. Como el documento que ofrecía la Conferencia Episcopal Mexicana  no contenía el texto de esas notas, las busqué en la Web del Arzobispado de México de donde he sacado el texto que se puede ver pinchando aquí.. Y esto me llevó a ir buscando referencias y estudios y a la gran sorpresa de que ese rigor histórico exigido por el Cardenal y que parecía refrendado por el enorme aparato crítico de su escrito, no se ha dado en absoluto en este caso.

De cómo se intenta convertir en historia una leyenda.

El primer relato de la aparición (fechada con extraña exactitud el 12 de Diciembre de 1531) en el que se cita a Juan Diego es de 1648, ¡casi 120 años después! Está en un libro Imagen de la Virgen María Madre de Dios de Guadalupe, milagrosamente aparecida en la ciudad de México,del P. Miguel Sánchez, oratoriano. Contra lo que dice el Cardenal, ese largo “silencio guadalupano”es ya una prueba de la no historicidad de los hechos, pues se produce no en la antigüedad o alta edad media (alibi en el que se alimentan muchas leyendas y devociones populares: pienso el Loreto, Zaragoza, Santiago…) sino en una época llena de documentos manuscritos e impresos y sobre unos personajes (Juan de Zumárraga y otros Arzobispos de México) y un lugar de culto (el Tepeyac) que han sido objeto de amplias y documentadas historias y polémicas.

Los primeros evangelizadores de México fueron franciscanos. Algunos seguían ingenuamente la conocida estrategia de sustituir los lugares de culto azteca –el Tepeyac es un ejemplo- por templos cristianos, introduciendo el culto a advocaciones conocidas de la Virgen –Guadalupe, por ejemplo- pero con el peligro de que siguieran vivas las antiguas divinidades. A la Virgen de Guadalupe se la llamaba también Tonantzin, que era el nombre de la "Madre de todos los dioses".  De hecho está documentado que el culto a la Virgen de Guadalupe en el Tepeyac fue objeto de polémica en la segunda mitad del siglo XVI, cuando otros misioneros también franciscanos (Bernardino e Sahagún y Juan de Torquemada) se dieron cuenta de la idolatría subyacente y la denunciaron ante las autoridades eclesiásticas, hasta que en 1634 el Papa Urbano VIII decretara la suspensión del culto.

Sólo cuando, a mitad del siglo XVII, vinieron los jesuitas a evangelizar en las colonias, sobre todo entre la burguesía criolla, se volvió a fomentar el culto en ese lugar. Ahí se enmarca el libro del P. Sánchez construyendo esa historia sobre el indio Juan Diego y el origen histórico milagroso de la devoción. Los jesuitas adornarían y extenderían la leyenda en todo el mundo, haciendo de Tepeyac-Guadalupe un símbolo de la Nueva España..

Como para convencer a Roma de que se permitiera reanudar el culto, necesitaban una base histórica. Se recopilaron las famosas Informaciones Jurídicas de 1666. Claro, ningún testigo de los hechos vivía ya. Sólo, lo dice el Cardenal Rivera en su Pastoral, “se recopilaron los testimonios de indígenas, entre los 80 y los 115 años, vecinos de Cuauhtitlán, cuyos antepasados habían conocido muy bien al indio Juan Diego”. Por fin consiguieron en 1774 de nuevo autorización de culto y una Misa para el día 12 de Diciembre.

Esta parece ser la historia verdadera de cómo se crea y se impone una leyenda como medio dudoso pero justificado para conseguir un buen fin: dar fundamento cristiano a una nación de la que el mismo Dios pueda decir: ”Con ninguna nación he hecho tales cosas Non feci taliter omni nationi” que es el lema guadalupano.

Quien quiera más documentación puede consultar el excelente y riguroso portal "Proyecto Guadalupe" que va presentando todo el acerbo documental, la bibliografía y los vínculos principales sobre temas guadalupanos. De allí hemos sacado estos tres documentos que recomendamos especialmente al lector interesado:

-Un estudio universitario sobre cómo los franciscanos y los jesuitas intervienen en la religiosidad popular en torno al Tepeyac: Elsa Cecilia Frost.

-La conmovedora carta de un historiador, católico pero riguroso, en 1883 como respuesta a una consulta del Arzobispo. No tiene desperdicio (p.e., “si estamos obligados a creer y pregonar los milagros verdaderos, también nos está prohibido divulgar los falsos”): Icazbalceta (Versión en PDF)

-Presentación y comentario crítico del último documento supuestamente encontrado por un jesuita español (véase un comentario reciente en ACI) en estos últimos años, que parece ha tenido una decisiva importancia para forzar el proceso de canonización: El códice 1548

 

De cómo puede un mito convertirse en historia

La enseñanza mayor que se puede sacar de todo esto es comprobar cómo se puede manipular la historia par dar identidad política a un pueblo. En España sabemos mucho de esto y lo seguimos sufriendo. El problema vasco tiene mucho que ver con construcción de mitos (el indómito Pueblo Vasco) e invención de historia (los euskaldunes han sido seimpre una raza impoluta e indómita) para sostenerlos. Y desde luego la historia de México, como dice el Cardenal, es inseparable de la tradición guadalupana, desde que los jesuitas ilustrados las unieron. Pero también fue esa unión causa del anticlericalismo que dominó en México durante los siglos XIX y XX, cuando el aparicionismo no resistió a la crítica de la razón. Puede verse en el Proyecto Guadalupe un interesante artículo sobre esta historia de México entremezclada con Guadalupe: Máquinas Troyanas. 

Y ahora estamos viviendo, por primera vez en dos siglos de la historia mexicana, la “revancha católica”, hecha a base de viajes papales multitudinarios, de un apostolado de élites, protagonizado esta vez no por los jesuitas sino por los Legionarios de Cristo y de una nueva relación de la jerarquía con la nueva clase política que lidera Vicente Fox (a quien hasta los más integristas disculpan incluso su situación familiar irregular). Todo ello es lo que va a ser coronado con el nuevo viaje papal (el 5º a México) y sobre todo con la anhelada fórmula de la canonización que será bien esgrimida después para tapar bocas.

Coincide tanto este espíritu de “revancha católica” con la personalidad íntima del polaco Karol Wojtyla, que no es de extrañar que diese un manazo en la mesa cuando hace poco el Secretario de Estado intentaba disuadirle por motivos de salud, diciendo: “Ese viaje lo hago yo”.  (YAHOO Noticias de México, viernes 31 de mayo, 06:44 PM).

¿Pero acaso no es esto construir Iglesia sobre arena, flor de un día? Puestos a fundarnos en credulidad popular y en los relatos simbólicos, ¿quién dice que las preferencias populares no van a ir cambiando rápidamente y que no se van a recuperar tradiciones y leyendas más antiguas que las de Guadalupe? Es lo mismo que podría pasar ahora en Cuba: si la iglesia intenta evangelizar queriendo rentabilizar la tradición popular a la Virgen del Cobre, a la de Regla o a San Lázaro (otro viejo ejemplo de parábola elevado a personaje real), que han resistido a la época ateísta, ¿quién asegura que estos lugares no van a ser recuperados algún día, sin eufemismos, por los ancestrales ritos afro-americanos y dedicar los templos a Shangó, a Oshún, a Yemayá o a Babú-lu-Ayé que según muchos son los verdaderos destiantarios de las peregrinaciones y preces?

Una demostración de cómo los mitos, incluso recientes, se transforman en historia para la conciencia popular la tuve cuando una persona joven e instruida, pero muy aficionada al esoterismo, me contó un viaje que hicieron varios españoles para visitar los recuerdos de Regina, la chica mexicana educada en el Tibet, portadora de los secretos telúreos y los destinos de la humanidad y organizadora del gran sacrificio colectivo que acabó con la vida de varios cientos de jóvenes “elegidos” el día 2 de octubre de 1968 en la plaza Tlatelolco de México. Me extrañó esta versión de hechos históricos conocidos e investigué: habían leído la novela “Regina” de Antonio Velasco Piña (Editorial Edaf, 2000), en que mezcla (¿intencionadamente para distraer la atención?) los hechos históricosde una horrenda matanza hecha por la policía días antes de las Olimpiadas, que está volviendo a ser investigada con literatura esotérica. Creyeron que no sólo la matanza sino el personaje y la historia de Regina era real. Viajaron hasta México en peregrinación y fueron recibidos por el novelista, que se cuidó bien de no aclarar el engaño pues evidentemente esta confusión le reportaba lectores y beneficios…

El misterio de los ojos de la Virgen e Guadalupe

En una construcción así no podía faltar la referencia al apoyo actual de la ciencia. Tuve la primera noticia de ese pretendido portento, que hoy está de nuevo aireándose, hace casi veinte años a través de un libro de JJ Benítez ( El misterio de la virgen de Guadalupe. Barcelona. Ed. Planeta). Tras intentar seguir todos sus argumentos y estudiar las pruebas (ya se empleaba el recurso de unir la investigación con un organismo de prestigio, aquí el de la IBM, donde trabajaba el Sr. Aste Tonsmann, el mismo del que habla ahora La Razón) me dí cuenta que a lo más que llegaban es a ofrecer una imagen de manchas negras, producidas la misma hiperampliación y contraste de la fotografía. ¿Qué aparecía alli? Hice la prueba con los alumnos, como cuando miras las nubes: vieron muchas cosas, pero ninguna figura humana. JJ Benítez era capaz sin embargo de ver, como prueba irrefutable, que la nariz de uno de los presuntos personajes era típica de los vascos, por tanto del Arzobispo Zumárraga.

Ahora veo que en portal el serio y especializado “Proyecto Guadalupe” no hay siquiera referencia a ningún estudio sobre el tema. Pero sí en otros, como el que une Familia y Guadalupe, claramente integrista. Allí pueden verse incluso las fotos cedidas (y alguna claramente apañada) por el Señor Tonsmann.

Pero, a pesar del poco fundamento científico real,  yo suponía que no se iba a prescindir de este tipo de apoyaturas cuando la garantía histórica es débil. Es del tipo de estudios pretendidamente científicos que se han hecho sobre la sábana de Turín (en este caso con la supuesta apoyatura de las fotos en relieve de la NASA). Hasta que el Card. Ballestrero, un hombre de verdadera fe y moderno, tuvo la decisión de someter la reliquia a un estudio verdaderamente científico en colaboración con el British Museum.  Después la saga de los “sindonólogos” –¡ya hay una ciencia específica!- ha seguido rechazando los resultados de las pruebas del Carbono 14 como anticientíficas y malévolas. ¿Para qué seguir queriendo llevar verdad y transparencia a las cosas de la Iglsia? Lo que tuvo que sufrir el pobre Ballestrero… (Si a alguien le interesa saber cómo se hicieron estos estudios y el resultado, puede consultar este Informe entre los muchos disponibles).

 

¿Estará Maciel junto al Papa también en este viaje?

Y una última malévola apostilla no vanal. ¿Acompañará al Papa Marcial Maciel, el fundador de los Legionarios de Cristo, en este viaje a México como lo hizo en los anteriores? Precisamente su ostentosa presencia en un viaje anterior, aprovechada para lanzar una campaña propagandista sobre la Legión de Cristo y sus obras en México, forzó al grupo de exlegionarios que habían denunciado sus anteriores abusos con discreción a romper el silencio y llevar el asunto a la opinión pública. Así lo han declarado en varias ocasiones. En este mismo portal de Atrio encontrará el lector amplia información sobre ello, con la última documentación llegada desde Chile donde se desautoriza el argumento principal que aporta la defensa de Maciel, el pretendido testimonio del obispo que le investigó en los sesenta.

   Me temo que en esta caso también, como en otros muchos, la lógica de forzar los hechos a favor de un bien superior se imponga, con el mismo razonamiento del Card. Rivera –uno de los principales protectores de Maciel- con el que empezábamos este comentario: “Sin Marcial Maciel y los legionarios de Cristo la historia actual de la Iglesia de México no sería la misma. Negar la ejemplaridad del fundador de los legionarios es atacar directamente a la Iglesia en México. Estas acusaciones sólo pueden ser falsedades propaladas con maldad que el santo sacerdote sufre en silencio, perdonando como Cristo a quienes le crucifican”.

No se busca la verdad sino, una vez más, lo que parece más conveniente al tipo de Iglesia triunfalista que se ha diseñado con anterioridad. Una vez más se construye sobre arena y sobre la humillación de las verdaderas víctimas a quienes no se les da el derecho ni de ser oídas, pues el báculo pastoral les tapa la boca.

Confesión final

Y acabo haciendo una confesión personal: Hace ya cuarenta y cinco años tuve que elegir las estampas que conmemoraran mi ordenación sacerdotal. ¡Qué importante era aquello entonces! Elegí precisamente la Virgen de Czestochowa y la Virgen de Guadalupe. Las tengo aquí delante. No sé si en aquella época Wojtyla unía ya estas dos devociones. Yo sí. Y creo haber sido fiel, por extraños caminos, al Magnificat de María y a los problemas y valores que yo intuía en esos dos símbolos del segundo y del tercer mundo. Pero esa misma fidelidad es la que me lleva ahora a denunciar la manipulación que en estos años, sobre todo bajo el pontificado tan personal de Wojtyla, se está haciendo de la religiosidad popular de esos dos mundos y del nuestro, para ocultar los verdaderos problemas que tienen los pueblos, someterlos a la disciplina clerical e impedir que encuentren sus propias vías de modernización y liberación.  Antonio Duato.

Volver a Atrio                                                                                       Comentario